El invierno esquilma la fauna asturiana
Creo que esta noticia corrobora alguna teorÃa sobre el comportamiento de los buitres mantenida por el Señor Tarratian en este foro.
Muchos mamÃferos, aves y cetáceos han muerto por las duras condiciones de frÃo, viento y mala mar registradas en la región en las últimas semanas
Las condiciones meteorológicas de las últimas semanas han sido especialmente duras, máxime cuando hacÃa años que los asturianos, humanos y animales, se habÃan acostumbrado a circunstancias más benignas. La fauna se ha visto sorprendida por una ola de frÃo polar el segundo fin de semana de enero y por el fuerte vendaval de la semana pasada. Y todo ello ha pasado factura a mamÃferos, aves y cetáceos, con una mortalidad, a manos del general Invierno, muy por encima de la que cabrÃa esperar.
Especialmente llamativo es el incremento de bajas de ciervos y jabalÃes, debido al frÃo. Roberto Hartasánchez, presidente del Fapas, asegura que «la guarderÃa nos llamó para recoger varios ejemplares muertos y llevarlos a los comederos de los buitres. Pero observamos que los buitres no vienen, por lo que suponemos que tienen bastante comida en la montaña, con más animales muertos». Para Hartasánchez no es un problema grave, sino una selección natural de la naturaleza: «Mueren los más débiles, con lo que los que se reproduzcan este año serán los más fuertes y, al tiempo, mejorará la lÃnea genética».
El Fapas también controla, en colaboración con la ConsejerÃa de Medio Rural y la Fundación Oso Pardo, a la crÃa de oso reintroducida al bosque meses atrás después de haberse recuperado de las heridas sufridas en un atropello. Las últimas semanas, la osa «ha tenido un periodo bastante activo, pese a las nevadas, y se ha puesto en serio a hacer una osera, arrancando ramas para hacer la cama. Creemos que el animal intuye que viene el periodo de frÃo y se tiene que proteger a pesar de la gruesa piel que tiene», indicó Hartasánchez.
Del comportamiento de los osos también habló Carlos Zapico, director de la Fundación Oso de Asturias, y más concretamente de los animales que habitan el cercado de Santo Adriano: «Estos dÃas de temporal han seguido haciendo su vida normal, pero no se metieron a dormir como otros años, lo que nos indica que no lo van a hacer».
Grandes siestas
Aunque el recinto se vio afectado por la caÃda de algunos árboles y la crecida del arroyo que lo atraviesa, Zapico aseguró que «no los alteró y lo único que hacen es tomarse grandes siestas».
 Ernesto Junco es otro destacado naturalista, propietario del zoo de La Grandera, en Cangas de OnÃs. Fue observador privilegiado del comportamiento de los animales que cuida y destacó que si bien los roedores «estaban alteradÃsimos», la gran mayorÃa de mamÃferos pasaron el vendaval «agazapados en un rincón, mientras que las aves no se movÃan de sus paraderos e, incluso, estaban en el suelo. Además, muchas se dejaban coger».
Junco también observó que el fuerte viento, al soplar de Oeste a Este, desplazó a muchas aves migratorias, causando «muchos accidentes con pájaros que se estrellaron contra cables y árboles».
De todas formas, este experto asegura que los grandes mamÃferos en libertad tienen sus propios recursos para solventar condiciones tan adversas, pues «los rebecos buscan laderas resguardadas del viento o cuevas, mientras que jabalÃes, ciervos y corzos se guarecen en matorrales. Nunca hemos encontrado un mamÃfero que muriera por la caÃda de algún árbol», asegura Junco, quien añade que la propia nieve, sobre todo si está suelta, actúa como freno natural para la fuerza del viento.
En la mar
Pero el mal tiempo no sólo afectó al hábitat terrestre, sino que la mala mar también tuvo sus efectos entre los animales acuáticos, especialmente entre los cetáceos. Y no es que las fuertes olas les perjudicaran, sino que el oleaje, unido a la actividad humana, ha incrementado el número de varamientos en la costa asturiana. Luis Laria, responsable del Cepesma, informó de que «la semana pasada tuvimos siete varamientos y esta, dos. Eran delfines comunes, calderones y delfines listados».
 Y es que también se trataba de ejemplares que no presentaban muy buenas condiciones fÃsicas y que se enredaron en aparejos que no pudieron ser retirados debido, precisamente, a las malas condiciones del Cantábrico. Además, a las instalaciones que el Cepesma tiene en Luarca llegaron numerosas aves heridas, la mayorÃa de ellas producto de disparos, ya que fueron muchas las que llegaron a las costas del Principado para capear los temporales.