Las plantaciones de eucaliptos facilitan los incendios forestales, no ayudan a mejorar el precio global de la madera para los propietarios forestales. Perjudican la biodiversidad a su alrededor, donde difícilmente encuentran cobijo las especies animales y debido a su rápido crecimiento, contribuyen a beberse el agua que alimenta nuestros ríos trucheros.
Lamentamos los y las trabajadoras del medio rural, cazadores y pescadores los incendios que asolan el noroeste de la península. Daños cuantiosos y pérdidas de vidas irreparables. Pero, ¿nos paramos a pensar cuales son algunas de las importantes razones que se esconden y alimentan este desastre?
Según informan las autoridades portuguesas y gallegas, todo es culpa de los pirómanos y hablan de que el 99% de los incendios son provocados. También se quejan de las condiciones climatológicas, del calor y fuerte viento sur. Pero detrás de estas verdades, ocultan su mala gestión forestal durante muchos años. Una gestión forestal que ha permitido que en el noroeste de España se disparen las plantaciones de eucaliptos, en muchos casos de una manera ilegal, hasta alcanzar el 22% de la superficie forestal; mientras en Portugal alcanza ya el 26%. Todo ello para saciar el voraz apetito de papeleras poco preocupadas con la biodiversidad y la rentabilidad de los propietarios forestales.
A pesar de que se trata de una especie arbórea pirofila (no muere con el fuego), cuenta con unos compuestos volátiles inflamables, como se explica en el informe ‘Wildfires and landscape dynamics in Portugal: a regional assessment and global implications’. Es decir, en caso de incendio, estas plantaciones ayudan a la propagación del mismo. Los eucaliptos son unos árboles que provocan alostería, un fenómeno consistente en la emanación de unas substancias químicas que hacen que no crezcan árboles, arbustos o hierbas de otra clase a su alrededor, con su consiguiente efecto en la flora y fauna. Y como cazadores y pescadores bien sabemos en las plantaciones de eucaliptos difícilmente encontraremos caza y son responsables de que el caudal de nuestros ríos trucheros sea cada vez más escaso.
Mensaje a los políticos vascos que gestionan las plantaciones de esta especie arbórea
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